Turismo espiritual

Según la cultura india, “la felicidad no se encuentra al llegar al destino, sino en sostener el viaje”. Y viniendo de los hindúes, seguramente esta afirmación no habla del lugar al que se llega, sino del camino que se recorre hasta arribar a él.

De esto se trata el turismo espiritual, de ese viaje interno a conocernos, reconocernos y trabajar en aquello que nos pesa por dentro. Su fin es encontrar ese bienestar emocional perdido o que nos falta por encontrar.

Hablando en términos más terrenales, la Secretaría de Turismo de México definió el turismo mindfulness como esas escapadas a aquellos sitios donde la motivación principal se centra en aspectos de carácter religioso como peregrinaciones o actividades asociadas a la fe, a buscar la paz interior y la tranquilidad en un ambiente envuelto por la calma.

De acuerdo con un informe de 2007, de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el también conocido como turismo de reflexión es un segmento que ha venido creciendo rápidamente, debido a la cada vez más marcada necesidad de las personas de desarrollar su espiritualidad y experimentar un cambio significativo que se vea reflejado a nivel físico y mental, pero, sobre todo a nivel interno.

¿Qué actividades se realizan en el turismo espiritual?

Creer o no creer, esa es la cuestión; es el título de un libro y una expresión que se lee mucho en Internet. Para los practicantes del turismo mindfulness creer sí es la cuestión y más que eso, agradecer a Dios, el Universo, la naturaleza, la Divinidad, a un mentor espiritual, etc.

Y a causa de ello es que un día decidieron cambiar su manera de viajar y se enfocaron en visitar templos, mezquitas o paisajes naturales como jardines botánicos, lagos, bosques, cuevas, entre otros.

¿Qué hacen en estos espacios? Sus experiencias espirituales, basadas en el bienestar y en la salud física y del alma, incluyen:

  • Retiros de silencio y espirituales
  • Talleres de mindfulness
  • Sesiones de yoga
  • Clases de taichí
  • Meditación
  • Cursos
  • Encuentros
  • Excursiones de aventura
  • Actividades de deportivas

Por tal motivo, el perfil del turista espiritual, es el de un individuo mucho más respetuoso y sostenible con el planeta y con las comunidades anfitrionas que los reciben.

 

Tomado de: Ostelea (Tourism management school)

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